dimanche 5 avril 2009

Rafael Sánchez Ferlosio: "El Jarama" (Premio Nadal 1955. Premio Nacional de Narrativa 1956) )

Se miraban en torno circunspectos, recelosos del agua ennegrecida. Llegaba el ruido de la gente cercana y la música.
-No está nada frái, ¿verdad?
-Está la mar de apetitosa.
Daba un poco de luna en lo alto de los árboles y llegaba de abajo el sosegado palabreo de las voces ocultas en lo negro del soto anochecido. Música limpia, de cristal, sonaba un poco más abajo, al ras del agua inmóvil del embalse. Sobre el espejo negro lucían ráfagas rasantes de luna y de bombillas. Aquí en lo oscuro, sentían correr el río por la piel de sus cuerpos, como un fluido y enorme y silencioso animal acariciante. Estaban sumergidos hasta el tórax en su lisa carrera. Paulina se había cogido a la cintura de su novio.
-¡Qué gusto de sentir el agua, como te pasa por el cuerpo!
-¿Lo ves? No querías bañarte.
-Me está sabiendo más rico que el de esta mañana. (...)
Miró Paulina detrás de Sebastián: río arriba, la sombra del puente, los grandes arcos en tinieblas; ya una raya de luna revelaba el pretil y los ladrillos. Sonaba la compuerta, aguas abajo, junto a las luces de los merenderos. Paulina se volvió.
-Lucita. ¿Qué haces tú sola por ahí? Ven acá con nosotros.¡Luci!
-Si está ahí, ¿no la ves ahí delante? ¡Lucita!
Calló en un sobresalto repentino.
-¡¡Lucita...!!
Se oía un débil debatirse en el agua, diez, quince metros más allá, y un hipo angosto, como un grito estranfulado, en medio de un jadeo sofocado en borbollas.
-¡Se ahoga...! ¡¡Lucita se ahoga!! ¡¡Sebastián!! ¡¡Grita, grita...!!

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