mercredi 28 janvier 2009

Balada de gamberros (extracto) FRANCISCO UMBRAL

Pero nunca llegábamos a ser dueños absolutos del río. Otras barcas cargadas de chicos salían pronto a nuestro encuentro. Había peleas con los remos en alto y violentos encontronazos de las embarcaciones. No era fácil volcar a los adversarios, pero sí echar al agua a alguno de ellos. Las batallas tenían lugar en el contro del río, sin huida posible para unosni otros. Se luchaba por el dominio absoluto de las aguas, pero era aquella una guerra si vencedores ni vencidos. Tras la mojadura y la huida a nado o a remo, las fuerzas, al día siguiente, volvían a estar igualadas. En el agua no era posible trazar fronteras. Solamente una tarde en que llegamos a aliarnos los tripulantes de tres de aquellas viejas y panzudas barcas, se enseñoreó del río un trasunto de Armada Invencible que nos enardecía a todos con no sé qué vientos de gloria marítima. Remábamos despacio, manteniendo muy distanciadas enre sí las tres embarcaciones. El río se había quedado sin los pacíficos remadores de cada tarde, y tan sólo una pareja de novios se mecía en su bote idílicamente.

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