jeudi 29 janvier 2009

"El río del olvido" Julio Llamazares

La calzada romana

A partir de Valdepiélago, y, en concreto, desde el puente, la calzada romana que subía a Vegarada desde Puente Villarente (y que hasta aquí viene borrada por el polvo de algún viejo camino de ribera o por el propio asfalto de la carretera) comienza ya a mostrar con nitidez el reguero borroso e inconfundible de sus piedras.La angostura del valle y el encajonamiento repentino del Curueño -que, a partir de Valdepiélago, entra de lleno ya en la boca de las hoces que, para abrirse paso, él mismo ha quebrantado entre las peñas-, obligaron en su día a los romanos a excavar en plena roca sus cimientos y a apuntalarlos luego sobre muros y estructuras tan robustas que aún pueden verse, al cabo de los siglos, largos trozos de calzada perfectamente conservados todavía (y utilizados aún como cañadas por los rebaños de los pueblos ribereños y por los trashumantes que llegan cada año a la estación de La Vecilla) y una docena de puentes, entre medievales y romanos, de los más de cuarenta que, al decir de las crónicas, vadeaban el Curueño en esta zona hace ahora veinte siglos. Una docena de puentes para poco más de veinte kilómetros de río.

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